Me sudan las pestañas. Es esa época del año de nuevo.
Hay gente que dice que el tiempo es un círculo y gente que dice que es una línea. Otros, que no existe. Y yo no tengo ni idea de cuáles tienen razón, pero si aplastas un poco el círculo se vuelve línea, y si lo aplastas mucho se vuelve suelo. Y si lo tiras a la basura, medio deja de existir.
En cualquier caso, hace calor, como ya hizo calor, pero ¿quién ha dicho que las líneas no puedan ser rugosas, las pobres?
Hace dos semanas fue la presentación del libro Plástico y Agua (para el que no lo tenga).
La verdad es que la presentación como tal fue mucho menos cansada y estresante y difícil que imaginar la presentación. Imagino que es una lección de vida (que quizá es un círculo, o una línea, o no existe), aplicable a todo. En general sufrimos mucho más en la imaginación que en la realidad.
Respecto a la presentación, quería dar las gracias a todos los que vinieron. En especial a Antón Serrats, por ayudarme presentando (boss), y en general a todo el que lee esto, habiendo tantas palabras y tantas imágenes flotando por el aire.
En 2025, que alguien lea una palabra que has escrito, es poco menos que un milagro, estando Baby Shark.
Después de la presentación, en plena subida de ego cual globo, se me acerca Blanca (sí, la misma B. del libro), y me dice que lleva todo el día haciendo pis rojo. También me avisó de que había comido remolacha, pero estando como está, grávida, le obligo a ir a urgencias directos.
Allí le hacen pruebas de sangre, ginecológicas donde vemos que la bebé está bien (lo que no nos viene mal saber, estando como está la sanidad pública madrileña (terrible es poco) y los años que transcurren entre cita y cita), y de orina.
Tres, cuatro horas en el hospital, medio dormidos en una silla de plástico bajo el chorrillo de aire acondicionado.
Finalmente, el médico final (el jefe del cotarro), mira la prueba de orina, ve que no hay sangre, y pregunta “¿Has comido algo con color?”. Blanca responde, temerosa, que comió remolacha. Que un poquito.
El hombre sonríe, y nos manda a casa a las 3 de la mañana con el diagnóstico en mayúsculas: COMIÓ REMOLACHA, y su risa resonando por los pasillos.
Y el ego ya pinchado, también, como un globo. Pero los globos pasan casi toda su vida pinchados, sólo se inflan un rato. Igual hay que disfrutarlo.
Pero bueno, buen diagnóstico. Ir para nada al médico, aunque sea un malgasto de recursos, siempre es mejor que ir para algo, creo. Imagino que en un mundo ideal, todo el mundo iría al médico para nada.
Y las excusas las pone uno como quiere, o como puede.
Hablando de todo un poco, no querría descartar que el siguiente Alipori, en dos semanas, sea el último de la temporada, que con el calor se derriten, como los Ferrero Rocher.
Y ya aprovecho para anunciar que empezaré otro newsletter en abril, que intercalaré con este (uno cada jueves). Habrá tiempo para ser pesado y pediros que lo sigáis, pero bueno, ahí queda. Así tampoco puedo huir yo de la idea.
Por lo demás, ubi bene, ibi patria (allá donde se está bien, está la patria).
Y sí, solo lo puse para poner un latinajo y quedar de culto (y al aclararlo creo que se pierde el efecto), y para reafirmar que en el Alipori estoy bien, tengo una especie de patria digital-lingüística con sus ciudadanos, y que quizá por eso más que por ninguna otra cosa, no lo vaya a abandonar.
Gracias como siempre por leer. Di no al baby shark.
Un abrazo/beso/saludo desde la distancia.