El Alipori #53 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
53 es el número de competición de Herbie, un Volkswagen Escarabajo ficticio con mente propia, que apareció por primera vez en la película de 1968 The Love Bug.
“The dude abides.”
El Gran Lebowski
Últimamente, escribir este correo me produce una sensación doble. Por un lado, es escribir, lo que bien casi siempre. Por otro, es escribir para ser leído, lo que, a priori de la lectura, mal casi siempre también (otro casi siempre distinto, ninguno dura mucho).
Esto, entiéndaseme, no es ninguna queja. Y si lo es, la queja representa sólo un porcentaje pequeño del texto (un par de es y dos erres, como mucho). Todas las demás letras quieren ser, más que nada, una constatación de cómo todo se transforma.
Unos besitos se convierten en familia. Un juego en profesión. Una semilla en hay-que-regar-pero-que-bonitas-están-las-manzanas, y etc. demás transformaciones diarias.
Me he autoimpuesto una obligación que quiero hacer: enviar un Alipori cada jueves, como Sísifo con su piedrecita, o, en una metáfora más moderna, como el que va al gimnasio y entrena aunque esté cansado.
Pero esto es bueno. Si todo se quedase igual, eso sí que mal siempre (aunque ni siquiera este siempre sería eterno, claro). Estamos condenados a levantar la piedra, a trabajar, porque queremos, no tenemos manera de vivir en lo estático. Sea para bien o para mal, pero que algo se mueva.
Ya lo dijo Camus: “A Sísifo hay que imaginarlo feliz”. Y no es que mi piedra sea muy grande, por suerte, pero hay que moverla.
Yendo a la chicha del día: cualquiera que haya seguido este correo semanal desde hace al menos un par de semanas, sabe del interés frecuente de todo lo aliporiano por el taoísmo.
También por las películas de los hermanos Coen, aunque eso lo haya demostrado algo menos.
Y es que en una de sus películas, El Gran Lebowski, aparece un personaje fantástico (The dude, o en español, El nota) que dice una frase aun más fantástica: The dude abides, o El nota permite.
Y en eso se resume la filosofía del personaje.
A Chuang Tzu, sabio taoísta y uno de mis palabradores favoritos (no sé si era filósofo o poeta o vagabundo, pero palabras usaba), se le acredita esta frase: “Las extremidades de los patos son cortas, pero si pretendes alargarlas, será con dolor. Las patas de las grullas son largas pero si las acortas, será también con dolor. Así lo que naturalmente es largo no necesita acortarse y lo que naturalmente es corto no necesita alargarse. De esta manera no será preciso quitar penas. Querer regular todo es vulnerar la naturaleza.”
Y aparecen, unos 25 siglos después, dos hermanos apasionados por el cine y crean a un personaje fumeta al que le gusta andar en bata y jugar a los bolos, y resume todo en tres palabras: “El nota permite”.
Hay que permitir más. Al menos es esa mi intención, dejar de chocarme contra mí mismo.
Por lo demás, como dicen los influenciadores internetarios: Se vienen cositas.
Una vida erogatoria
En el artículo Hambre, riqueza y moralidad, el filósofo australiano Peter Singer planteaba, en 1972, la siguiente idea: Todo lo que sea gastar dinero en algo innecesario, en lugar de en ayudar a otro, pudiendo hacerlo, es un acto inmoral.
La primera reacción de un lector puede ser pensar “obvio”, pero no es algo que, realmente, apliquemos. A todos nos parece una locura ver a un millonario comprarse una casa cubierta de oro, pero nos parece normal lo que serían excesos en nuestro propio rango económico.
Así abre el texto en el que desarrolla esta idea:
“Mientras escribo esto, en noviembre de 1971, la gente se está muriendo en el este de Bengala por falta de comida, techo y asistencia médica. El sufrimiento y la muerte que allí se están produciendo no son inevitables (no lo son en ningún sentido fatalista del término). La pobreza persistente, un ciclón y una guerra civil han convertido en refugiados indigentes a al menos nueve millones de personas. Sin embargo, no está más allá de la capacidad de las naciones ricas el proporcionar ayuda suficiente para reducir a su mínima expresión el dolor que esté por llegar. Las decisiones y acciones de los seres humanos pueden prevenir este tipo de sufrimiento. Desafortunadamente, no se han adoptado las medidas necesarias.”
Vayamos por partes.
Una idea importante para entender su razonamiento es la de la diferencia entre las acciones obligatorias y las supererogatorias. Las primeras consistirían en cosas como traer café a tus compañeros de oficina porque te toca, porque así se ha decidido. En el segundo caso, el café lo traerías voluntariamente, como una acción generosa.
La donación económica o de tiempo a ciertas causas es entendida socialmente como supererogatoria (no necesaria, pero positiva), pero Singer defiende que, teniendo afluencia, esto deja de ser así y se convierte en un acto obligatorio.
Según él, no existe, hoy día, culpabilidad social por comprarse la Nintendo Switch o unas nuevas zapatillas, pero debería haberla.
La lógica es la siguiente:
Si está en tu mano evitar que algo muy malo suceda, sin sacrificar nada necesario o importante para ti, debes hacerlo.
(Ejemplo: Ves a alguien ahogarse en un lago lleno de barro. Estropearás tu ropa y te mojarás en agua fría y quizá se estropee tu móvil, pero no meterte y seguir tu paseo sería, todos estamos de acuerdo, de imbécil. ¿Es la distancia una justificación en un mundo en el que podemos saber y enviar todo en un momento?)
Un posible argumento en contra sería la pregunta ¿Por qué yo? Puede haber otros. Eso sólo es relevante si los otros actúan y el problema se soluciona. Si otro ya se ha metido y el niño ya está saliendo, no hace falta que te mojes, claro. El hecho de que haya otros mirando, igual que tú, y el niño se acabe ahogando, no te convierte menos en un imbécil.El hambre y el sufrimiento y la enfermedad son innegablemente malos, y en gran medida evitables.
Las tonterías en las que gastamos no tienen ningún valor real.
(Este es el punto más polémico, y, como en todo, hay grises. No significa que cada cena fuera o cada camiseta sea un acto de maldad, pero sólo gastar y tirar dinero de esa forma en lugar de en maneras que ayuden a combatir el hambre y la pobreza, tiene su punto de maldad que, en el día a día no vemos.)Con ese mismo dinero que usamos para no generar nada, se podría evitar el sufrimiento o el hambre o la enfermedad de alguien.
Prácticamente nadie piensa así en el mundo moderno. Nadie pensaría, de manera intuitiva, que comprar un café o un vaquero es un acto moralmente incorrecto.
Sí, Singer sería el típico tío coñazo en una cena. Todos sabemos que vivimos mal en alguna capa del cerebro, pero no hace falta que nos lo recuerden constantemente. ¿Pero no tiene razón? ¿Aunque sea un poco?
Si todos fuésemos un poco más una fusión entre Kant yel Joker (ni obligación moral germánica de blancos y negros ni nihilismo del malo (que también hay del bueno, pero eso otro día)), quizá el mundo mejorase un poco más rápido. Al menos mejoraría el uno mismo, que ya es bastante.
La esfinge del Alipori #2
Seguimos con la sección de las preguntitas del ahorro.
¿Qué crees que es lo que más valoran los demás en otros?
Autenticidad.
Es una pregunta difícil de contestar porque los valores cambian tanto entre personas (y culturalmente también), pero si me tengo que quedar con algo, el mostrarse tal y como uno es.
¿Qué es lo que más valoras tú en ti mismo/misma?
Todavía más difícil de contestar. Poder agarrarme al sentido del humor como clavo ardiendo, incluso cuando lo de fuera se pone cuesta arriba.
Si pudieses cambiar una cosa de tu vida, ¿qué sería?
Tener más tiempo.
Y si sólo pudieses mantener una cosa y todo lo demás cambiase, ¿qué sería?
Tener a mi hija en mi vida.
El respondedor ha sido un varón músico en la treintena.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy quería recomendar Nuestra parte de noche, de Mariana Enríquez. Nunca había leído un libro de terror, ni sé si lo volveré a hacer, pero esta novela de la escritora argentina está tan bien escrita y es tan inteligente que se lee volando, queriendo saber todo el rato qué va a pasar en la página siguiente.
Combina la dictadura argentina, con sus desapariciones y su violencia, con la magia oscura de estilo Crowley y el rollo espiritista decimonónico inglés de una forma interesante y profunda. Tiene ecos de La Carretera, de McCarthy, y de la idea de la paternidad protectora a través del sacrificio.
No cuento más. ¡Leedlo!
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, estaba entre dos canciones, así que he decidido poner ambas.
Hay unos años intermedios durante los que los grupos, normalmente, entran en una especie de decadencia somnolienta. Todo parece hecho a medias, como sin ganas. Hijos, familia, la pereza de viajar, tocar lo que se espera que toquen, las prisas de la discográfica, demasiados años con gente con sus egos e ideas propias… Mal combo.
Sin embargo, en Pearl Jam, esa época, la intermedia, es mi favorita. Les sienta muy bien no querer contentar a nadie, pero tampoco odiar ya mucho (o al menos, el odiar de otra forma, algo más flojo por ser más viejos y estar más cansados y tener que, de vez en cuando, cambiar algún pañal o preocuparse de otros).
Su música, al hacerse menos importante (imagino que para ellos también, para todo músico joven la música es una obsesión hasta que vive de ella) se vuelve más calmada, más sin esfuerzo, como un barquito flotando tranquilo en un lago un día soleado de otoño.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
Recordad suscribir a todos vuestros conocidos, amigos, e incluso enemigos para que así les llegue un mail que no quieren y se pregunten qué han hecho para merecer semejante castigo, y que de repente lo empiecen a leer y les vaya gustando y se vuelvan fans y te agradezcan la recomendación y os hagáis amigos y te quedes sin enemigos, lo cual es claramente mejor.
Todo por un sub gratuito. Qué mundo este tan fácil el del siglo XXI.
Para los recién llegados o el que los quiera repasar, los antiguos Aliporis están disponibles aquí.
Podéis comprar merchandising del Alipori en el Tiendipori aquí, o invitarme a un café o hacer una donación de la cantidad que os de la gana para mantener esto en marcha aquí.
Como diría el gran poeta M.: “Un abrazo a quien quiera recibirlo. Gracias.”
¡Hasta pronto!
Me gusta el giro hacia el estoicismo del Alipori. Supongo que es una consecuencia inevitable de pensar mucho sobre lo importante ☺️ de alguna u otra forma se acaba llegando al estoicismo en mayor o menor medida.
Sobre lo de que no hacemos todo lo que está en nuestra mano por solucionar problemas es cierto, en parte. Robert Sapolsky da explicaciones neurobiológicas y sociales (que están interrelacionadas) acerca del altruísmo, que es más frecuente en los que identificamos como 'nuestros'. El viajar y conocer gente hace que ese grupo de 'nuestros' crezca. Eso creo que no dice Sapolsky literalmente, pero me tiene lógica. El tema es complejo y da para mucho. Ánimo con el Alipori!