El Alipori #55 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En 1555, cayó el reino de Ava, en la Alta Birmania. Ava Gardner, en 1963, 408 años después, protagonizó 55 días en Pekín.
'Escucha. Tú no vives allí. Vives aquí. Con tu gente. Ve a trabajar. Consigue tu dinero. Y vuelve a casa'.
Eso fue lo que dijo mi padre. Esto fue lo que oí:
Sea cual sea el trabajo, hazlo bien, no por el jefe, sino por ti mismo.
Tú haces tu trabajo; él no te define a ti.
Tu verdadera vida está con nosotros, tu familia.
No eres el trabajo que haces; eres la persona que eres.
Toni Morrison
En Madrid ya llueve/nubes/aire oscuro.
Ya era hora.
Escribió Lorca que:
“Yo, como el barbudo mago de los cuentos,
sabía el lenguaje de flores y piedras.
Aprendí secretos de melancolía,
dichos por cipreses, ortigas y yedras;
supe del ensueño por boca del nardo,
canté con los lirios canciones serenas.”
Si el ser humano es el universo/la realidad observándose a sí misma (y es mucho si, pero me gusta esa posibilidad), no puede haber mejor maestro que lo que físicamente hay. La llegada de lo que parece malo es necesaria. Todo hace falta para que crezcan los manzanos, pero lo que mejor le viene es el abono (mierda) y los materiales en descomposición. ¿Es porque una cosa se alimenta de otra (perro come perro) o porque una cosa se alimenta de otra (todo está conectado)? Quizá ambas sean lo mismo.
Por lo demás, ha sido una semana de pelea intensa. La obra de la casa ocupa mucho más tiempo del que esperaba (a pesar de que todo el mundo me había avisado de que iba a ocupar más tiempo del que esperaba, mi esperar, aún con aviso, se ha quedado corto) y estos días hemos estado hasta tarde trabajando Blanca y yo en elegir inodoros y colores.
Esto es bueno, pero no deja demasiado tiempo para pensar.
Otro tema: Para el que le interese, he publicado este reportaje en el periódico Público sobre los Ancares lucenses. (Enlace haciendo clic aquí.)
Por último, ya sé que aquí he realizado una promesa totalmente voluntaria de no hablar de la actualidad, que pienso mantener, pero a ver si dejamos los humanos de ser gilipollas de una vez.
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El buen vivir
Hace años, cuando salieron elegidos algunos gobiernos de la parte andina de la marea rosa latinoamericana, se popularizó la idea de el Buen Vivir, el Sumak Kawsay.
Pero, ¿qué coño es vivir bien?
Como en todo, siempre aparece algún sabio para indicarnos la senda. Marco Aurelio que si moderación, virtud y falta de miedo. Buda que si el camino medio. Kafka que si no volverse un insecto (o algo así).
Pero el otro día vi a un grupo de cuatro viejitos reunidos para echar la partida en una terraza de un bar de barrio. Iban llegando uno a uno, lentos, y se vacilaban sin compasión, como el que lo hace todos los días. Se reían. Eran intensamente viejos, arrugados como la ropa de un recién independizado, pero parecían tener todo el tiempo del mundo. Yo, joven y sano, me sentí más constreñido por el reloj.
Y es que en una cosa que no terminan de profundizar ni M.A. ni K ni el señor B. es que, a la fuerza, por ser como somos, tiene que existir un buen vivir individual (la virtud, el pensamiento correcto, la falta de miedo y ficción e insectidad, la palabra correcta…), pero también tiene que existir un buen vivir social. Hasta los monjes organizan órdenes monacales.
Es cierto que sólo el individual está bajo nuestro control, y por lo tanto es el que más nos debe preocupar, pero ¿estamos viviendo bien a un nivel social básico?
No quiero con esto hacer un análisis de la sociedad y todos sus problemas, porque ni soy capaz ni tengo ganas, pero lo que me ha motivado a gastar mi tiempo en escribir eso (que ahora, tras esta exposición, me parece un poco una frivolidad, he de admitirlo) es, precisamente eso, una especie de falta de tiempo generalizada.
En nuestro mundo (una versión metafórica de nuestro mundo), un manzano que diese la misma cantidad de manzanas todos los años sería un fracaso. Todo ha de producir siempre más. Ese es el modelo reinante de mundo, y parece que nos haya devorado.
Hasta el ocio se ha vuelto productivo, organizado con antelación, optimizado. Ya lo dice la maldición china: “Work hard, play hard”.
¿A alguien más le parece que para ver a un amigo ahora requiera coordinar tres calendarios lunares con la antelación de tres saturnalias? (Este cálculo no tiene por qué ser preciso del todo.)
Y no es que glorifique la vida del que no hace nada (yo mismo trabajo y escribo muchas horas al día), ni la de jubilado, pero hay algo en la actitud ante el mundo de esos cuatro viejitos con sus cartas que parece más largo o más eterno y bonito que un calendario digital repleto de colores.
¿Cómo vamos, como mundo, a tener tiempo de aprender, de dejar que algo nos sorprenda, si tenemos la vida agendada?
Quizá el vivir bien sea el ir inventando qué es vivir bien, un poco uno solo y un poco con los demás.
O a lo mejor me puse muy ñoño.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy quería recomendar Adiós a Mongolia, del periodista bilbaino Zigor Aldama.
En este libro, Aldama viaja, desde 2004 a 2020, a la vieja cuna del imperio de tierras contiguas más grande de la historia. Hoy en día, Mongolia es un país empobrecido, emparedado entre dos países que son medio mundo: Rusia y China (de hecho, vive más población étnicamente mongola en China que en la propia Mongolia), aislado de las rutas principales de comercio y alejado, por mucha distancia, del mar.
Durante su viaje, Aldama habla con nómadas mongoles y kazajos, con luchadores, pastores, cazadores con águila y rockeros, y muestra un modo de vida, el nómada, que por lo que parece, más pronto que tarde, será sólo un recuerdo.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, quería traer una canción un poco extraña. Desde hace unos años existe una moda de “versionar” canciones o discos conocidos utilizando los sonidos de videojuegos antiguos. Como si la canción fuese parte de su banda sonora.
Esta maravilla es la canción Dosed, del disco By The Way de los Red Hot Chili Peppers (2001), pero suena como si hubiese formado parte de la BSO del videojuego Donkey Kong Country 2 (1995) de la Super Nintendo. El mismo usuario de YouTube tiene muchas más, todas buenísimas.
Quizá sea la nostalgia, esa gran mentira, pero tiene un sonido calmante y agradable, como a comida y calor.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
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