El Alipori #58 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En 1758, Linnaeus describe por primera vez el narval (Monodon monoceros), la alpaca (Vicugna pacos), y el elefante marino del sur (Mirounga leonina), entre otros. Buen año.
“Es curioso, uno cierra los ojos y el mundo desaparece”
Quino - Mafalda
Últimamente, cuando me miro al espejo, me sorprendo de que la cara que se refleja es todavía joven. Asoma alguna cana, cada día aparece alguna arruga nueva, pero, en general, diría que lo que muestra el espejo es alguien que está una en una fase relativamente temprana de la vida.
No es que tenga miedo a envejecer. No envejecer suena bastante peor. (El que dijo lo de vivir rápido y dejar un cadáver bonito creo que nunca vio un cadáver.)
Pero, ¿qué dice esto de la manera en que me autodescribo y por lo tanto me presento a los demás? Y sobre todo, ¿por qué cojones sucede?
La percepción que hacemos del mundo y de nosotros mismos es narrativa, eso lo tengo claro. Nos contamos historias que sabemos que no son del todo ciertas, pero con las que vamos tirando, porque algo hay que hacer. Soy Chief Space Officer. Bueno. Soy sevillista. Vale. Soy el que hace el Alipori. De acuerdo. ¿Y qué? Tiene su valor, pero ahí no entra todo.
Y en esas percepciones, en sí mismas reales, pero no absolutas, en cuáles elegimos para describirnos, está la clave. Porque, queramos o no, seguimos nuestra propia narrativa. Si hay un dios y es el creador/escritor, el mundo es un elige tu propia aventura de la colección clásica dosmilera Pesadillas. Podemos elegir de qué manera nos vemos, de qué manera nos presentamos, de qué manera nos describimos, pero no nuestra situación. (Como nota aparte, esto lo decía Bruce Lee: “No hables negativamente de ti mismo, ni siquiera en broma. Tu cuerpo no nota la diferencia.”)
En lo visual también hay narrativa (la ropa, el pelo, la forma de arquear la espalda o de mirar o de reír, etc. etc.). ¿Cómo acerco mi autopercepción a la del mundo material? Nunca me describo verbal o intelectualmente como viejo, más bien al revés, ni pienso en mí como viejo de manera consciente, pero ahí está, el yo joven del espejo.
Y sin embargo, la ligereza parece un mucho mejor camino vital. Ser más globo que ancla.
Más o menos relacionado: El otro día vi este tweet, que traduzco a mi manera: ‘Si de niño los adultos te llamaban "alma vieja" era su forma educada de decir "vaya, sólo tienes 12 años y ya has perdido toda tu serotonina"‘
Gracioso y ligeramente sal-en-la-herida. Sin ser yo nada de eso.
En fin. Traeré más información en unos meses, según cómo evolucione esto, jovencitos.
P.D.: Ha sacado ya el vídeoclip mi amigo el gran compositor Fernando Furones. Toco la batería en esta canción (y el saxo en el vídeo) y en varias otras del disco (sólo la batería, no el saxo), así que, a medida que vaya sacando más, iré por aquí spameando, o, en castellano, dando un poquito el coñazo.
La canción en cuestión:
P.D. 2: Perdón por el retraso del Alipori. Es festivo en Madrid, y me ha podido el sueño.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy quería recomendar Capitanes de la arena, de Jorge Amado. Este libro habla de una panda de niños delincuentes de la ciudad de Salvador de Bahía, en el norte de Brasil.
El estudio de esta banda de jovencísimos criminales es un ejemplo perfecto de la utilización de un protagonista antagonista. Lo que ahora está tan de moda, con pelis como Joker o Venom, pero al nivel de toda una franja de la sociedad burguesa y bienpensante. Cualquiera de ellos temería a estos niños (yo incuido), pero ¿qué van a hacer si no?
Siempre me ha sorprendido que en la lista de los tótems de la literatura latinoamericana no hubiese brasileños, pero, si ha de haber uno, creo que este autor sería el más cercano.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, quería recomendar al geniazo de Israel Fernández.
Un flamenco de los sabios, que igual te canta sobre una mesa percutida que sobre la guitarra de otro enorme como Diego del Morao.
En fin, poco que decir. ¡Qué lo disfrutéis!
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
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¡Hasta pronto!