El Alipori #68 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En mayo del 68 se decía: "Prohibido prohibir" o "Es necesario explorar sistemáticamente el azar". Lo único que queda de esa revolución son los cubos de basura con frases de "Acción Poética".
“No es el crítico el que cuenta, ni aquel que señala la manera en que el fuerte se tambalea o dónde podría haberlo hecho mejor. El reconocimiento pertenece a la persona que está en el ruedo, con el rostro desfigurado por el polvo y el sudor y la sangre; quien se esfuerza valientemente; quien yerra, quien da un traspié tras otro, pues no hay esfuerzo sin error ni fallo; pero quien realmente se empeña en lograr su cometido; quien conoce los grandes entusiasmos, las grandes devociones; quien se consagra a una causa digna; quien, en el mejor de los casos, encuentra al final el triunfo inherente al logro grandioso, y quien, en el peor de los casos, si fracasa, al menos fracasa atreviéndose en grande. Por eso, su lugar jamás estará entre aquellas almas frías y tímidas que no conocen ni la victoria ni la derrota.”
Theodore Roosevelt
Hoy me ha dado por empezar el Alipori con un poco de motivación a la americana. Habrán invadido medio planeta, sí, pero también llegaron a la luna. Motivando son buenos.
Otra frase constantemente usada por emprendedores de todo tipo, por timadores y gente que sí que quiere ayudar a que estés contento, y por gente que quiere sacar buen rendimiento de sus empleados es: “Lo intentaste. Fracasaste. Da igual. Prueba otra vez. Fracasa otra vez. Fracasa mejor”.
Y es que la frase es buena, a pesar de los compañeros de viaje, buenos y malos.
Lo gracioso es que Beckett, el que dijo esta frase, era un pesimista existencial, un tipo que se reiría de que alguien utilice esta frase como motivación. De hecho, la frase sigue: “Fracasa otra vez. Fracasa mejor. O mejor, peor. Fracasa peor otra vez. Aún peor. Hasta enfermar del todo. Vomita del todo.”
Pero bueno, no vamos a dejar que el autor nos joda una frase que nos gusta. Igual que los compañeros de viaje, el autor no es el dueño del texto. Una vez ahí fuera, las palabras ya no son suyas, y toda interpretación es válida, aunque no se le pueda a él pedir explicaciones. (Esto es otro tema, pero el que se enfada con un autor por su interpretación personal de una obra… Debería enfadarse consigo mismo por pensar mal.)
En fin, llevo unos días desmotivado en cuanto a lo creativo (creo que se nota en esta búsqueda de algún tipo de autoayuda), luchando con el ego que empuja a hacer cosas, pero que también, por el mismo mecanismo, las bloquea.
Por ello he decidido, cual emprendedor, quitar el final de la frase de Beckett, e imaginarme como el tipo Rooseveltiano ya cubierto de “polvo y sudor y sangre” en el ruedo fracasando o exitando (curioso que no tengamos una sola palabra en español para tener éxito más allá de la sosa lograr, pero sí para fracasar, malograr, fallar, naufragar) de manera épica, porque es mi decisión y no culparé ni a Beckett ni a Roosevelt, por estar ambos muertos y dar igual lo que quisiesen decir porque esa aplicación de sus palabras no es más que mía en la cabeza y, aunque generen, de momento, mentiras, no es su culpa.
Hoy (otro tema) me apetecía hablar también de Mind Game, de Masaaki Yuasa, la que puede que no sea mi película favorita, pero que le anda bastante cerca.
Un tipo desgarbado y timidón, enamorado de una chica que no le hace mucho caso, es asesinado en un bar. En el más allá, visita a un dios extraño que no para de cambiar de forma y de burlarse de él. Le da la oportunidad de volver a la Tierra y seguir viviendo, y sólo le pide que deje de quejarse, que deje de ser un “mierdas”. En fin, que viva y no se deje vivir por las circunstancias.
Si fuese con esto valdría, pero encima la película es visualmente extrañísima, totalmente personal a nivel estético. Por momentos, da la sensación de que no se entiende nada, pero hay que dejar al bueno de Yuasa hacer.
E incluye una conversación tan maravillosa como esta (estando los personajes encerrados, en ese momento, dentro de una ballena frente a la bahía de Osaka):
Pero nos perseguirá la Yakuza si salimos.
¿Y qué? ¡Quiero salir! ¡Porque hay tanto ahí fuera! Tanta gente diferente viviendo vidas diferentes. Tipos increíblemente buenos, malos... Gente completamente diferente a nosotros. Es un enorme hervidero. ¿Sabes? No se trata de éxito, de quién es mejor y quién no. ¡Sólo quiero ser parte de ello! Me he dado cuenta de que aunque no tenga contactos ni talento, aunque sea un gran perdedor, quiero usar mis manos y mis pies para pensar y moverme, ¡para dar forma a mi propia vida! Podemos morir aquí o podemos intentarlo, ¡ver de qué estamos hechos!
Aquí, el trailer:
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El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy, en el Literapori, quería recomendar La lotería, un cuento de Shirley Jackson, que se lee en cinco minutos y te tiene enganchado hasta la última línea. Se cuenta de él que, cuando fue publicado, allá por 1948, causó más cartas de protesta y más cancelaciones de suscripciones que ningún otro texto de ficción del New Yorker hasta hoy.
Era un texto inaceptable para la época. Sin embargo, para cuando llegó la década de los 70, ya formaba parte de los libros de texto de los alumnos estadounidenses. Y ha tenido varias versiones cinematográficas. Se ve que la polémica siempre fue buen sistema de marketing. Y quizá una reacción del público de la que alegrarse, desde luego mucho mejor que la indiferencia.
En cualquier caso, últimamente estoy obsesionado con el formato de la historia corta. Es curioso que, en el mundo hispanohablante este es un género totalmente infradesarrollado en comparación con el mundo anglo. Quizá por falta quizá de interés o quizá de dinero, pero seguramente por falta de un buen ecosistema de revistas.y publicaciones.
Me da la sensación de que, muchas veces, es más complicado escribir una buena historia corta (por lo que sea, tengo cierta alergia a la palabra relato (puaj)) que una buena novela, aunque requiera de más tiempo y esfuerzo y quede más pintona en la estantería. Hace falta un tipo de sutileza, de concreción estilística, de sugerencia sin guardar demasiado el secreto, haciendo partícipe al lector… No sé. Un mundo.
Espero que os guste.
P.S: Otra palabra odiosa es manuscrito.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, traemos la obra de dos grandes genios jóvenes ingleses: Tom Misch (guitarrista y cantante) y Yussef Dayes (batería).
En 2020, sacaron este disco cooperativo, What Kinda Music, que tiene un poco de jazz, un poco de hip hop y un poco de algo que no sé qué es porque es completamente innovador.
Dejo un vídeo de ellos tocando en directo con Rocco Palladino al bajo, otro enormísimo de su instrumento:
¡Adiós!
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Para complementar el post, me viene a la cabeza una frase que usa a menudo el príncipe de las bateas: a veces se gana, y a veces se aprende...