El Alipori #73 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En el 773 nació el 3er hijo de Carlomagno, futuro rey de Italia. Bautizado Carlomán pero su hermano Pipino el Jorobado traicionó a su padre y perdió su nombre. Era su destino reinar en Italia. Pipino.
¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad.
Jorge Luis Borges
El otro día vi un vídeo bastante cortito que me fascinó (cosa difícil en un mundo lleno de vídeos cortitos todo menos fascinantes). Herbie Hancock, pianista de jazz, hablaba sobre una ocasión en la que estaba tocando un concierto con Miles Davis y, de repente, se dio cuenta de que se había equivocado (por mucho) de acorde. Miró hacia el trompetista y líder de la banda, asustado del broncón que le podía caer después y de la mirada de fuego, y vio en su lugar que este sonreía, se concentraba, y tocaba una serie de notas que arreglaban su error y le daban sentido.
Se dio cuenta en ese momento de que para Davis no había notas erróneas, había simplemente notas. Lo que las hacía erróneas o correctas era la manera en que se continuaba la melodía y se jugaba con la armonía. Todo podía valer si se le daba un contexto.
Me pregunto si esto es también válido para la literatura, o para la vida en general (seguramente algo más útil para todos. También para mí.)
Jack Kerouac, el gran escritor americano, ya experimentó con las ideas del jazz en su escritura, improvisada y rítmica y en-la-búsqueda-de-algo-superior como esta música, pero, inevitablemente, corregía y reescribía.
Porque el jazz es el arte del presente. A nivel lingüístico quizá sólo sea comparable a un podcast o a una batalla de gallos improvisada al 100% (a veces son tan buenos que hacen dudar), porque yo entre palabra y palabra puedo parar, borrar, o irme a comerme una tostada.
Y tienen mucho en común, la música y la escritura. Ambos son artes auditivos. Bien hechos, ambos implican más que dicen, despiertan más que describen.
Ese es el camino intencionado del Alipori. Uno improvisado, dentro de algo así como una estructura prefijada. Pero entrar en la zona en la que lo bello fluye a través de ti no es tan sencillo como parece. Últimamente aparecen en mi vida bastantes ocupaciones y preocupaciones (que, como su nombre indica, deberían ir antes, pero no quiero darles peso. ¿Qué será de las postocupaciones?), como ensayos, mudanzas, reuniones, fechas límite, blabla, como a cualquier hijo de vecino (bonita expresión).
Es cierto que hay veces que cuesta encontrarle belleza a la nota que en el momento parece errónea. Aunque la tiene, y la responsabilidad de dársela está en lo que le sigue, en lo que uno puede hacer después.
Un ejemplo:
Lucha.
Lucha Libre.
Lucha Libre de Violencia.
Lucha Libre de Violencia Emocional.
Lucha Libre de Violencia Emocional hacia las Coliflores.
Puede ser que, incluso en lo terminado, haya espacio para la acción, para la reinterpretación.
Algo así como auto-considerarse siempre el vencedor del “La Historia la escriben los vencedores.” Una buena estrategia de vida.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy, en el Literapori, quería recomendar, ya que está tan en boga, la saga de libros del autor de ciencia ficción Frank Herbert: Dune.
En uno de esos eternos veranos de la infancia/pre-adolescencia, recuerdo haber tenido unos meses dedicados casi en exclusiva a la ciencia ficción. La saga de Dune, la de Fundación, y algún libro no canónico de la Guerra de las Galaxias.
Y todo esto, probablemente, lo empezó Harry Potter, el vicio a leer sobre mundos distintos durante horas e imaginar y soñar.
No hay lectura mala, supongo (salvo el Mein Kampf, quizá. O un libro de recetas de la cocina inglesa.)
Esta, en particular, es una novela muy entretenida, llena de acción y personajes de los que te acuerdas muchos años después, que también explora temas como la colonización en la búsqueda de recursos, la guerra, la más que lógica desconfianza en los líderes carismáticos, la mitología, la religión y su explotación en la búsqueda de beneficios…
Y también hay naves y explosiones y gusanos gigantes, para que no falte de nada.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, quería traer Organize, de Asake, otro de los cientos de grandes artistas que han salido últimamente de la región de Lagos, en Nigeria.
Esta canción en particular tiene una vibra colectiva y una instrumentación fuerte, no sólo como lienzo para una voz, que recuerda un poco al padre de todo este movimiento y de todo este éxito global: Fela Kuti.
Hay muchos artistas recomendables de esta generación, como Burna Boy, Adekunle Gold, Lojay, Olamide y muchos otros. En Spotify es muy sencillo encontrar listas de todos estos cantantes que, sí, tienen un ritmo algo parecido al del reggaeton, pero un estilo de cantar y hacer mover el cuerpo más cálido y relajado, algo más contemplativo.
Para terminar, dejo un directo de Fela Kuti en Berlín, en 1970, tocando Pansa Pansa (que es lo que no hay que dejarse ahora, que se acerca el verano) (jeje), y siendo un enorme genio.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
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Para los recién llegados o el que los quiera repasar, los antiguos Aliporis están disponibles aquí.
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Hay buenos libros de recetas de la cocina inglesa, chaval!