El Alipori #81 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En 1781 se identifica Urano, el emperador José II del Sacro Imperio Romano Germánico abole la servidumbre, y en Cusco, tras las revueltas de Tupac Amaru II, entre otras cosas, se bajan los impuestos.
“Creo que primero reuniría a todos los niños y les enseñaría a meditar. Trataría de enseñarles a descubrir quiénes son y no simplemente cómo se llaman y todas esas cosas... Pero antes todavía, creo que les haría olvidar todo lo que les han dicho sus padres y demás personas; quiero decir, aunque los padres les hubieran comentado que un elefante es grande, les enseñaría que sólo lo es cuando está al lado de otra cosa, por ejemplo, un perro o una persona. Ni siquiera les diría que un elefante tiene trompa; cuando más, les mostraría un elefante. Y lo mismo haría con la hierba... Ni siquiera les diría que la hierba es verde.”
Teddy - J. D. Salinger
Buenos días tengan ustedes.
(Si allí donde se lee esto es por la tarde o por la noche, pues buen siguiente día, que la mañana siempre carga con lo demás a sus espaldas.)
Esta ha sido una semana curiosa.
Me han publicado un nuevo reportaje en Público (valga la redundancia), sobre el pequeño pueblo de Djupivogur, en la costa de Islandia.
Lo podéis leer haciendo clic en esta frase.
También ha salido el primer single de un nuevo grupo que he montado con dos buenos amigos: Jorge Sebastián y Fernando Furones.
(Se llama Sonic Rangers, y, de momento, hemos publicado las canciones Smiling Gang y Funk Carlos I, sobre un tipo que se queda con todo tu funk. Mañana viernes 24 publicaremos el primer videoclip.)
Pensaba guardarlo para los 40 Principaliporis, pero describirlo se me iba a hacer cuesta arriba.
Así que aquí lo dejo.
Tiene una portada que me encanta y que miro constantemente, creada por el ilustrador genial Ramon Amorós.
El que use Spotify de manera habitual, nos haría un enorme favor guardándolo en sus canciones gustonas y/o añadiéndolo a alguna playlist.
Dicho esto, al grano.
A pesar de haber tenido el cráneo-frontón durante toda la semana (es posible que por haberme tenido que descargar Instagram para publicitar cosas como las que he publicitado arriba, y haberme generado una micro-adicción al móvil que a su vez me ha generado una micro-adicción a la nada, a que pase el tiempo con el mínimo esfuerzo, viendo reels o noticias del As o estupideces similares que, aunque esté perfectamente bien distraerse y la vida no deba ser sólo concentración (obvio, viva la distracción buena), estas son cosas que enseguida olvido, y que encima me hacen sentir mal; físicamente (cansado) y mentalmente (denso)), he estado dando vueltas, de manera superficial, a un par de ideas.
Lo grande y lo pequeño.
Los cuatro humores.
Me explico:
Iba a hacer un chiste, pero no, que es tarde. O pronto.
Me encanta la frase con la que empieza este número. La dice Teddy, un niño superdotado, protagonista de uno de los increíbles nueve cuentos de Salinger, con capacidad para anticiparse al futuro, y una comprensión del mundo superior a la de los adultos que le rodean.
Lo que me lleva a esta idea es una pregunta: ¿qué es lo más pequeño? Durante muchos años hemos ido pensando que el fuego/agua/tierra/aire, que el átomo, que el electrón, que el quark… Y cada vez pensamos que ya está, que no hay más, no que dentro de cada uno habrá infinitos niveles más hasta no terminarse nunca. Porque el universo es infinito, pero también lo es una nube.
Y esto no lo digo por vicio, sino porque el quark en sí mismo sólo es pequeño porque nosotros somos enormes en comparación. Podría suponer un lugar enorme cada quark (en un cuerpo humano de 70 kg hay unos 7000 cuatrillones de átomos (un 7 y 27 ceros), y en cada átomo, un buen mogollón de quarks), para un ser, a nuestros ojos, minúsculo, a su vez poblado de entes, para ese ser, minúsculos. Lo mismo con nuestro universo. Esto puede parecer una tontería. Pero lo pienso constantemente, en la ceguera de la perspectiva. Podría haber vida inteligente más allá de la Tierra. Pero ser tan minúscula que no podemos verla. O tan enorme que blabla. Nos cuesta imaginar entendimientos distintos al nuestro.La teoría de los cuatro humores. Algo que me pareció curioso es que la medicina y la ficción, en sus orígenes, no estaban demasiado lejos.
Hipócrates, el papá de los médicos, al que le encantaba jurar, estableció que el cuerpo humano funcionaba en base a un “balance” de cuatro fluidos: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Según un tratado atribuido a él: “La salud es principalmente aquel estado en el que estas sustancias constituyentes están en la proporción correcta entre sí, tanto en fuerza como en cantidad, y están bien mezcladas. El dolor ocurre cuando una de las sustancias presenta deficiencia o exceso, o se separa en el cuerpo y no se mezcla con otras.”
¿Y qué tiene que ver esto con la ficción?
Enseguida estos cuatro humores se asociaron con los cuatro elementos que se creía que constituían la materia: aire (sangre), fuego (bilis amarilla), tierra (bilis negra) y agua (flema).
De ahí, de ese exceso o falta de alguno de estos humores, surge el que creo que es el primer análisis de personalidad, en particular aplicado a personajes.
Cuatro perfiles de personaje:
- El sanguíneo (aire): Alegre, optimista, expresivo.
- El melancólico (tierra): Triste, con sensibilidad artística y fácil de conmover.
- El flemático (agua): Frío, racional, distante.
- El colérico (fuego): Apasionado, de mecha corta.
Estos cuatro perfiles de personajes, y sus relaciones aparecen en las obras antiguas que conservamos. Y en muchas de las nuevas (las tortugas ninja, por no ir más lejos).
Como es normal, agua y fuego, igual que aire y tierra, se repelen.
También tienen diferentes combinaciones, igual que las relaciones humanas.
Aire y fuego, al combinarse, forman lo cálido. Tierra y agua, lo frío. Tierra y fuego, lo seco. Aire y agua, lo húmedo (se entienda como se entienda).
Y creo que de este concepto viene lo de tener mal o buen humor.
De hecho, los indios, en el ayurveda tradicional siguen aplicando la misma lógica de excesos de líquidos, y las mismas soluciones. Reducir picante (fuego), añadir ejercicios de respiración (aire), etc. etc.
Quizá sea por esta relación medicina/ficción que dicen que la ficción cura.
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El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy, en el Literapori, quería recomendar la maravilla que es Cuentos telúricos, de Rodrigo Cortés.
Cortés, director de cine y escritor, al que en realidad me he aficionado por el podcast Todopoderosos, ha escrito unos cuentos imaginativos y bonitos, con un uso del lenguaje muy propio.
A mí, personalmente, me recuerda su estilo al de Cunqueiro o al de Torrente Ballester o incluso al de Jabois, siendo muy diferente. Sobre todo en la mirada, en la forma de expresar sorpresa ante el mundo e indefinición en lo que uno mismo ve que se me hace tan del estilo literario de Galicia (a pesar de que el autor haya crecido en Salamanca, nació en Galicia, e igual algo se pegó por ciencia infusa).
Recomendadérrimo.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, sólo recordar que lo que hay que escuchar es Sonic Rangers y nada más, pero, que si hay que escuchar algo más, que sea la música calmada como tumbarse en el césped en junio y repetitiva como una cascada en agosto y calmada como una rama sin hojas en noviembre (y más cosas, supongo) de Satoshi Ashikawa.
Genio máximo.
¡Adiós!
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