El Alipori #83 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En el 483, nace en Jiankang el príncipe Xiao Baojuan, inventor de los baos, de la palabra chao y origen del nombre Juan. Se le consideró un gobernante violento que ejecutaba a su gente por capricho.
“El viejo le miró, calibrando la pregunta. No lo sé, dijo. No tengo mucho que lamentar, la verdad. Se me ocurren montones de cosas que uno pensaría que tal vez harían más feliz a un hombre. Supongo que poder caminar sería una de ellas. Haz tú mismo la lista. Puede que ya tengas una. Yo creo que cuando te haces adulto eres todo lo feliz que vas a ser en la vida. Tendrás buenos y malos momentos, pero al final serás tan feliz como lo eras antes. O tan infeliz. He conocido a gente que nunca lo comprendió.”
No es país para viejos - Cormac McCarthy
Tras una semana de descanso, estamos de vuelta.
Estuvimos cerrados por vacaciones, que digo yo que es el mejor motivo para cerrar. Incluso algo que es gratis.
Blanca y yo vimos un vuelo bastante barato y de ultimísima hora a Japón, cancelamos todos nuestros planes, y le saltamos a la yugular. Había una posibilidad remota de tifón por ahí amenazando, y el avión bailó más que un congresista borracho, pero al final llegamos sanos y salvos.
Hace años (concretamente siete ya, uf, sorprende el paso veloz del tiempo), vivimos unos meses en Tokyo. Blanca trabajaba en un estudio de arquitectura, y nos dedicábamos (aparte de a comer rico y cantar If you wanna be my lover en salitas de karaoke), a pasear y pasear y descubrir calles y barrios nuevos. Porque, al menos para mí, no hay lugar en el mundo mejor para perderse. Hasta para no saber exactamente a dónde vas.
A pesar de que es un país con muchos defectos (pero yo he venido a hablar de mi libro, y hoy no es ese), no conozco otro que le de un mayor peso a la belleza. Y es en eso, no en la tecnología o el desarrollo económico o empresarial, donde pienso que nos llevan muchos años de ventaja. A España en particular.
Muchísimos.
Uno se encuentra con casas transparentes, otras en las que un árbol atraviesa una terraza y comunica diferentes pisos., también con calles con diseño sonoro de música relajante, altavoces con sonidos de pájaros, o cafés donde acariciar mapaches mientras suena Vivaldi. O con dibujitos ilustrativos de absolutamente cualquier cosa (desde cómo evitar caerse borracho a las vías del tren a cómo estornudar) hechos con muchísimo creatividad y cariño. Cualquier bar tiene una música propia, y seleccionada por los dueños, que puede ir de Santana a Tatsuro Yamashita a Camarón, y no un cortapega de los 40 principales. Hay cuidado por lo bello.
Es por eso, que es una ciudad que exige que estés atento. No es tan evidentemente bonita como otras, más allá de un par de sitios llamativos. Pero, ah, mira esa musiquita. Vaya ventana más curiosa en esa casa. La decoración de esta tienda es X o Y. Y al final, para mí, eso es lo más valioso, un recordatorio hacia la atención, porque está lleno de cositas.
Sé que insisto mucho en esta idea, pero cada vez lo pienso más. La atención es lo único de lo que somos dueños, en realidad. Es lo único que te permite pisar el mundo y no pasar por ahí sin enterarte de una mierda. Y hay bastantes ladrones sueltos, que para algo es valiosa.
Y, al menos a mí, Japón (y Asia en general) me trae siempre de vuelta a mis pies.
Dicho esto, nos lo pasamos muy bien. Cantamos en karaokes, nos montamos en el tren y buscamos infructuosamente el Fuji, usamos paraguas transparentes, y comimos sukiyaki (la comida más rica del mundo tras (muy por detrás de) la tortilla de mi madre). Y volvimos con ganas de hacer cosas con nuestra vida, que a veces es uno de los subproductos tan maravillosos de mover el cuerpo, que la cabeza lo hace también.
Investigando un poco para el viaje, para ver si le vendo un reportaje a algún desprevenido, encontré este vídeo que, para el que hable inglés, es bastante gracioso e interesante.
En él, cronistas japoneses de hace cinco siglos describen el primer encuentro con europeos, en particular portugueses y españoles. Les describen como “criaturas indescriptibles, similares en forma a un ser humano, pero que se parecen más a duendes de nariz larga”, que vienen de Barbaria del sur, comen con las manos y que profesan una religión que parece una interpretación medio errónea del budismo.
Y ahora, míranos, con nuestras narices. Lo que hace tener dinero para ser considerado guapo.
Dicho esto, en la banda Sonic Rangers (en la que toco batería y canto un poco), tenemos nuevo vídeoclip de la canción Papa FunkDisco.
Espero que os guste:
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy, en el Literapori, quería recomendar No es país para viejos, de Cormac McCarthy.
La verdad es que cualquier cosa de Cormac McCarthy me gusta, porque es uno de esos genios que son tan buenos que leerlos te hace sentir bien (por placer) y mal (por envidia) al mismo tiempo.
Es lo más cercano a Faulkner que nos ha dado este principio de siglo y final del anterior, y “¿es que no saben que en este pueblo es verdadera devoción lo que hay por Faulkner?”
El libro habla de la violencia (con mayúscula y minúscula, la del mundo y la que está dentro del corazón humano) a través de tres personajes: un policía veterano de la IIGM, un cazador veterano de Vietnam que se encuentra un maletín con mucho dinero junto a un grupo de cadáveres tiroteados, y por último, un asesino imparable, frío, sin compasión por nada, que en la versión fílmica interpretó Javier Bardem de forma tan icónica, con flequillo y sonrisa rara y todo.
Si ya habéis visto la peli y/o os da pereza leer el libro, dadle una oportunidad a cualquier otra cosa de McCarthy (La carretera, Meridiano de sangre…), que de verdad que merece la pena.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, pues voy a aprovechar para hacerme publicidad a mí mismo. (Perdón).
Hace casi dos semanas, sacamos el segundo single doble de Sonic Rangers, y este viernes sale el tercero.
El arte es increíble, y espero que la música os lo parezca también.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
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