El Alipori #87 - Correo Semanal de Alfonso Portabales
En 1987 se publicó el videojuego The Goonies 2 en la Super Nintendo. También se vio la primera supernova a ojo desnudo desde el siglo XVII, y se abrió el primer Starbucks fuera de EEUU.
“[…] Quiero retratar una relación ligeramente distinta, en la que los dos personajes se inspiren mutuamente para vivir. Si lo consigo, quizá esté más cerca de retratar una verdadera expresión de amor.”
Hayao Miyazaki
Llego tarde.
Sí.
Pero, ¿qué más da ese retraso de unos minutos comparado con los tiempos casi infinitos de internet, la duración absurda que tendrán estas palabras en algún servidor perdido de internet (un para siempre que en realidad quiere decir algo así como mientras haya humanos, o mientras exista este formato específico de cultura humana; en cualquier caso muchísimo tiempo y quizá, a efectos prácticos, lo mismo)?
Quizá incluso pase tanto tiempo que ya no quede en la Tierra ningún lince, ningún resto de mis genes en el mundo, pero los aliporis siguan ahí almacenados como si dijesen algo relevante, sus bits mezclados con los de Platón y Dua Lipa.
Así de absurdo es preocuparse por unos minutos.
Hablando de preocupación. A lo importante.
Desde hace unos años, me he vuelto una persona un poco irritable, incluso irascible. No mucho, es cierto, pero más de lo que me gustaría.
De hecho, y esto creo que es lo que más me jode, la nueva realidad choca con esa idea semi-fija que es la definición general que tengo de mí mismo (imagino que todos tenemos una: soy atlético, soy lento, soy bueno, soy un poco cabrón, etc.), y me molesta más.
A pesar de no ser una persona agresiva o furiosa (como dijo Lola Flores cuando le preguntaron si hablaba inglés: “ni dios lo permita”), me tomo algunas cosas peor de lo que me gustaría. Más como un oficinista calvo que como un anciano sabio de larga barba blanca. Dicho de otro modo, más como un chihuahua que como un oso pardo.
Guardo esta idea en un cajón y ahora vuelvo a ella.
Hace un par de días estaba viendo las semifinales de España contra Francia en un espacio muy divertido con cientos de personas, pantalla gigante, bombos, cánticos, en un espacio que normalmente es una pista de patinaje sobre hielo (en ese momento yo era una mezcla exaltada de Roncero golpeando una mesa con Opá yo viazé un corrá, salpimentado con un poco del Fary y Manolo Escobar).
Ganamos. Oé oé oé.
El tema es que volví a casa en una motillo eléctrica, de las que se alquilan por minutos. En bajando una cuesta, un coche salió de una bocacalle sin mirar, y por poco salgo volando tras la colisión dirección Guadalajara. Le pité y me giré a decirle algo, ya parado en el semáforo rojo, unos metros después. Justo cuando estoy dando la vuelta, oigo “pop”, “pop” sobre el casco. Busco a mi alrededor, pero el problema está arriba. Un pájaro había decidido cagar sobre mi cabeza, y soltarlo también sobre mis hombros, mi camiseta de España, etc.
Todo mi enfado se disipó. El chihuahua se vio de repente ridículo (como lo que es), y se calló por un momento. No pude parar de reír. Imagino que el de atrás, pensando que estaba de repente ante un loco, decidió dejar el río correr y marcharse con el aire por el otro carril.
La verdad es que la maldita paloma no me pudo dar una metáfora mejor. Enfado, país, todo. Una caquita y todo se derrumba.
Sólo tiene el peso que yo le quiera dar.
Intentaré dárselo menos, tanto al chihuahua como al oso.
Aunque el domingo volveré a exaltarme con la final, que hay que estar vivo, y estar vivo es contradecirse.
Dicho esto, mañana estaré tocando en la sala Tempo, con mi banda Sonic Rangers. ¡Venid! ¡Avisad a gente de que venga! ¡Bailad un chotis! ¡Coméos un bocata de jamón! Pero sobre todo lo del concierto. Aquí se venden las entradas por 10 euritos: https://www.giglon.com/todos?idEvent=sonic-rangers-funk-rock
Y aquí el disco que presentamos:
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Esta semana quería recomendar Ñamérica, de Martín Caparrós.
Este periodista argentino, afincado en Madrid, recorre toda la parte hispanohablante de América, que él denomina como Ñamérica (por la letra ñ, no por ñam), hablando, observando, apuntando.
Tiene un ojo certero, encuentra personajes interesantes, y describe en muy pocas líneas la sensación de estar en un sitio.
Muy recomendado.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, quería traer algo más clásico.
Esta es una de mis melodías favoritas.
Y la película es una absoluta maravilla, inspiración para cientos de westerns y películas de acción modernas.
El sonido grave de esta suite (en sentido físico y figurado) transmite esa sensación de pesadez, de deber a cumplir pase lo que pase, pero también de juego, de disfrute, que tiene toda la película.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
Recordad suscribir a todos vuestros conocidos, amigos, e incluso enemigos para que así les llegue un mail que no quieren y se pregunten qué han hecho para merecer semejante castigo, y que de repente lo empiecen a leer y les vaya gustando y se vuelvan fans y te agradezcan la recomendación y os hagáis amigos y te quedes sin enemigos, lo cual es claramente mejor.
Todo por un sub gratuito. Qué mundo este tan fácil el del siglo XXI.
Para los recién llegados o el que los quiera repasar, los antiguos Aliporis están disponibles aquí.
Podéis comprar merchandising del Alipori en el Tiendipori aquí, o invitarme a un café o hacer una donación de la cantidad que os de la gana para mantener esto en marcha aquí.
De vez en cuando está bien sacar lo que llevamos dentro sin filtrar por el neocórtex. El fútbol ayuda bastante a sacar el animal que llevamos dentro. Los romanos ya lo hacían en el circo, por lo que algo hemos evolucionado. De hecho tengo la teoría de que ver un partido de fútbol es una variante del mindfulness, más salvaje y de [bv]ar, pero consiguiendo un efecto parecido. Si tienes apego a cualquiera de los equipos, el tiempo se para y no piensas en otra cosa. Iba a escribir "por lo menos en el caso de los hombres ,que es el que conozco", pero sería meterme en un jardín importante del que no creo que pudiera salir sin herir sensibilidades :-) Supongo que a diferencia del mindfulness, si tu equipo pierde, el posible bienestar producido por la meditación guiada por el locutor se va al carallo. Pero creo que la sensación de haber ganado y desconectado durante al menos 90 minutos compensa el riesgo. P.D. ten cuidado con las motiños ésas!