El Alipori - Correo Semanal de Alfonso Portabales - Publicación #39
Alipori de viernes, buena suerte en ciernes
Hubo árboles antes de que hubiera libros, y acaso cuando acaben los libros continúen los árboles. Y acaso llegue la humanidad a un grado de cultura tal que no necesite ya de libros, pero siempre necesitará de árboles, y entonces abonará los árboles con libros.
Miguel de Unamuno
¡Vivan los árboles! ¡Apreciemos los árboles! Cuanto más sé de ellos (que sigue siendo vergonzosamente poco), más interesantes y fuertes y geniales me parecen.
Dos cosas curiosas de los árboles (y si alguien ve que estoy diciendo una barbaridad, que me corrija) que no sabía y aprendí hoy: un árbol no es una especie, y los árboles no tienen un antecesor común.
Lo que son es plantas con una estrategia común, desarrollada de forma independiente en diferentes partes del planeta. Piel dura para aguantar, altura para pillar solecito, ramas para dar fruto y atraer abejas/insectos/animales/convencer a los humanos de que te planten en más sitios… También las raíces con las que se comunican…
Son fascinantes, pura adaptación al medio (como diría un americano “no bullshit”): realidad y nada más.
Un buen ejemplo de como adaptarse y sobrevivir mientras das cobijo y haces la vida más placentera a los demás (fruta, sombra, casa, madera, belleza…) ¡Vivan los árboles!
¡Ah! Que no se me olvide, que esto es importante (al menos para mí.)
Se me pasó con las prisas en el anterior número hacer publicidad de un nuevo reportaje que publiqué hace un par de semanas en el periódico Público sobre el Campo de Calatrava (podéis hacer clic tanto en el enlace como en la foto):
En cualquier caso, últimamente me da la sensación de no haber tenido tiempo para pensar, y el Alipori se ha convertido más en un diario que colecciona sensaciones y eventos que en un espacio que mezcle confesión e ideas.
Aunque quizá lo que me ha faltado no es tiempo sino espacio mental. Hace falta ordenar de vez en cuando la cabeza, como el cuarto o el armario, para que las ideas tengan por donde colarse.
Esto me ha causado confusión y cierta tristeza, notar el cansancio asociado a la falta de claridad mental, y la percepción de todo en el borde de lo negativo. Las cosas eran las mismas, pero de repente no cabían (y eso que tengo cabezón). Eso es un problema, tener una especie de Vox mental/interno que culpa de todo a los inmigrantes (el mundo externo).
Sea yo la única cosa real o nada o lo material o una mezcla y haya alma y millones de dimensiones diferentes, el espacio para la idea, para lo otro, siempre debe estar, o la vida (mi vida, al menos) se vuelve gris y mierda y piloto automático, y yo no soy un Tesla ni un váter.
El espíritu guía
No creo que nadie crea, hoy en día, en la existencia de Zeus o Ares. No es muy del siglo 21, como es normal.
Tampoco yo, pero hay una idea curiosa con la que he estado tonteando últimamente. No es que me la haya inventado, pero me parece interesante.
Las mitologías solían ser una forma de representar todo lo humano. Todas las emociones, historias, estaban ahí, para que aprendiésemos lo más rápido posible sobre las experiencias de otros sin necesidad de vivirlas. Una especie de enciclopedia de lo humano. Zeus como símbolo del poder, de la lujuria… Ares de la guerra, la ira, la violencia…
Además de esto, pensé en una posible interpretación de las emociones, no como algo que uno siente, sino como algo que a uno invade. Una visión platónica donde la ira existe como concepto, flotante en algún armario interdimensional, y según la configuración mental de cada uno deja que le ocupe los pensamientos y los comportamientos o no.
Cada uno sería, viéndolo así, un receptáculo de conceptos o de modalidades (miedo, alegría, deseo…) a los que deja que le atraviesen o que se instalen, que le dominen o que sólo sean susurros.
De la misma forma, uno puede estar “guiado” o dirigido o poseído por el espíritu de Baco, o de Santo Tomás, o de Jesús, o del vecino de enfrente, siendo perfectamente ateo y sin creer que existan más allá que como concepto (el vecino de enfrente imagino que sí existe también como ente físico en el presente).
Es una forma de entender la percepción propia como condicionada según una especie de manivelas internas que dejan más Hera y menos Hermes. Condicionada por lo externo. Como que uno es parte de una serie de fuerzas superiores, y todo lo que la vida deja es elegir como aprovecharse o ser aprovechado, usar o ser “poseído”. E igual que se puede definir como que alguien tiene más ira y menos alegría, se puede usar la “enciclopedia de lo humano” de cualquier mitología, y explicar de esa manera el comportamiento propio o ajeno. Incluso puede valer para dirigir mejor el comportamiento futuro.
En lo mitológico está lo humano antes de que se pudiese establecer científicamente, y, en ese sentido, a nivel narrativo es interesante tomar como referencia figuras externas para la configuración mental de cada uno. Este mes intentaré estar guiado por la “esencia” de Apolo, y el siguiente por la de Eminem.
En fin, que no os invada demasiado lo malo, sólo cuando toca, que no siempre viene mal.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Hoy quería recomendar en el Literapori un libro y una película, ambos relacionados con Tailandia, como pequeña celebración porque en las elecciones haya salido elegido alguien que no son los militares.
La película se llama Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas y es de las obras, en general, que más me han inspirado a la hora de escribir Redoble.
Eso sí, no todos los actores son profesionales y se nota. A mí no me pidáis explicaciones. Es una cuestión de sensaciones. Verla es muy tranquilizante, casi una meditación.
El libro que quería recomendar está originalmente en inglés (a ver si espabila alguna editorial española), y traducido a francés e italiano para el que lo prefiera. Se llama Bangkok Wakes to Rain, y es un libro increíblemente creativo sobre una casa a través del tiempo en Bangkok, y sus diferentes habitantes.
Los 40 Principaliporis: Música recomendada de la semana
Hoy, en los 40 Principaliporis, quería recomendar uno de mis discos favoritos, publicado en 1959, con el nombre de Mingus Ah Um.
El jefe de la banda, el contrabajista Charles Mingus, llamado “el hombre cabreado del jazz”, fue uno de esos muchos genios problemáticos. Era violento (llegó a partirle un diente de un puñetazo tan fuerte a su trombonista que este perdió una octava de rango (mucho)), y tenía tendencia a la depresión (se tiraba meses sin hacer nada y de repente componía horas de canciones), pero alcanzó unas cotas altísimas de belleza y de calidad de interpretación con su instrumento.
Es perfecto para trabajar o para leer o para escucharlo, sin más.
Además, la portada va perfecta con la música. Parece que se fusionen en una sola cosa.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
Recordad suscribir a todos vuestros conocidos, amigos, e incluso enemigos para que así les llegue un mail que no quieren y se pregunten qué han hecho para merecer semejante castigo, y que de repente lo empiecen a leer y les vaya gustando y se vuelvan fans y te agradezcan la recomendación y os hagáis amigos y te quedes sin enemigos, lo cual es claramente mejor.
Todo por un sub gratuito. Qué mundo este tan fácil el del siglo XXI.
Para los recién llegados o el que los quiera repasar, los antiguos Aliporis están disponibles aquí.
Como diría el gran poeta M.: “Un abrazo a quien quiera recibirlo. Gracias.”
¡Hasta pronto!