El Alipori - Newsletter de Alfonso Portabales - Publicación #5
No hay cuchara.- Niño calvo en MatrixHoy:IntroducciónMapasEnlaces (Música y películas) #5Cuando tenía 17 años, cometí el "error" (entre comillas porque es realmente imposible saber qué es un error y qué un acierto, demasiadas variables) de meterme a estudiar teleco. No tiene nada de malo de por sí, pero no era la carrera para mí.Enseguida empecé a sospechar que me había equivocado, pero estaba seguro de que me dedicaría a la música y seguía en la carrera como por inercia. "Algo hay que hacer".Sin embargo, cuando imaginaba hacia donde ir, nada me satisfacía. Fantaseaba con estudiar Historia, Filosofía, Periodismo, Veterinaria... pero lo que nunca se me ocurrió es que podía ser escritor.Estaba todo el día leyendo, enganchado a los libros de Dostoievski, Bolaño, o Mishima, pero aún así, la idea ni se pasaba por mi cabeza. Sólo después de leer Los Vagabundos del Dharma - sobre un escritor fracasado - y En el camino (por algún motivo, Anagrama pone uno con mayúsculas y el otro sin), de Jack Kerouac, además de otras lecturas de los beats, pude vislumbrarme escribiendo.Como todos los genios, hacían parecer fácil lo que, al menos para mí, no lo es.Pero para entenderme como escritor y, como consecuencia, hacer lo que los escritores hacen - sentarse todos los días y escribir (o mirar mucho rato a la pantalla y pensar en escribir) -, tuvieron que pasar muchos años, puede que incluso una década desde aquel momento.Creo que esta tardanza en proyectar - excusas, excusas - puede tener algo que ver con el concepto de affordances, traducido al español como prestaciones. (Gracias Blanca por enseñármelo) Las prestaciones son todos los usos que, a priori, podemos imaginar que tiene un objeto o un espacio. Una silla es para sentarse. Un niño se imagina usarla para saltar, para escudarse o para tocar ritmos sobre ella, pero el mundo adulto le empujará a que la use para sentarse. Yo decidí sentarme, porque no se me ocurrió qué otra cosa hacer.Los cambios sociales muchas veces conllevan nuevos usos. Antes de la pandemia, o por lo menos antes de las cintas de aerobic de VHS, a nadie se le ocurría que el salón de su casa era un lugar para hacer ejercicio. Pero sólo ciertas mentes pueden imaginar de manera rápida nuevos usos para los espacios y para los objetos. Quizá, mejor que nadie, los niños.Es interesante pensar en todas las cosas que no hacemos, todas las ideas que dejamos de expresar, e incluso de pensar, por las prestaciones limitadas que tenemos grabadas a fuego en el cerebro, tanto de los espacios, como de los objetos, como de las personas.Por lo demás, que salga el sol pronto, que Madrid parece Mordor en otoño.
Mapas
He cogido afición a los mapas que llaman antropomórficos.
Todos sabemos de la propaganda sutil que supone la manera en que representamos el mundo, y como se deforman los países de cerca del Ecuador para parecer más pequeños, y los ricos países de la zona fría, más grandes; pero en el siglo XIX y a principios del XX no se andaban con chiquitas, y hacían propaganda a la cara, sin engaños.
Eran muy comunes los mapas satíricos que representaban a los países con actitudes humanas (cazando, fumando...), o en forma de animales. De ahí lo de antropomórficos. Deshumanizar al otro suele ser una estrategia eficaz antes de convencer a la población de matarlo.
España, en estos mapas, suele estar durmiendo o tirada a la bartola. Supongo que hay cosas peores.
En este, de creación francesa, se está fumando tranquilamente un porro mientras los demás se matan.
Desde la perspectiva alemana, el pulpo ruso va devorando con sus muchos brazos todo lo que se encuentra. Persia, el imperio Otomano, Finlandia...
España, durmiendo la siesta.
Los japoneses, en este mapa de 1914, dibujan a Rusia como un enorme oso (así aparece casi siempre) y a China como un cerdo gordo.
Ya pensaban en comérselo, supongo, y un dragón parece menos apetitoso.
Para África, les llegó con unas telas de colores.
Este, desde la perspectiva rusa en 1915 (los pies en Ucrania), salvando a la Europa vieja de reyes absolutos. (Bastante de actualidad.)
En este mapa, aparece una China vieja y dormida que solo piensa en el dinero por el oso ruso amenazada por el león británico, la rana francesa, el águila americana, el sol de Japón, y, por algún motivo, el conejo de Prusia, esperando su ocasión para roer el país como a una zanahoria gigante.
Otro tipo de mapas que me fascinan son los que mostraban monstruos mitológicos en los mares.
Lo curioso es que los antiguos pensaban que en estas tierras incógnitas, más allá del mar (Tule, Hiperbórea...), la gente vivía hasta los 1000 años unas vidas felices y en paz.
Supongo que ante lo desconocido siempre imaginamos o monstruos y una muerte segura (el horror) o un mundo idílico, infinitamente mejor que el nuestro (el paraíso). Por algún motivo, nos cuesta imaginar la normalidad, pensar que allí, lejos, más allá del mar, viven una vida mundana, tan "aburrida" como la nuestra.
Enlaces (Música y películas) #4
Creo que nadie ha sido inmune al lanzamiento de Motomami esta semana, así que aquí dejo mi canción favorita del disco (por ahora).
¡Gracias!
Una semana más, muchas gracias por leer.
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