Hola.
Otra semana se nos fue, otra semana se nos vino.
Y nosotros nos ireeemos y no volvereemos mááááás.
(Es el villancico, no que me haya puesto emo).
Esta semana tuve dos ideas:
La torta mexicana.
Es la bastez hecha comida, ganar al comensal por fuerza bruta. Si uno busca finura, ahí no es.
Son dos panes, y cincuenta y ocho capas de comida en medio.
Ya está. Es eso.
Hacer de lo basto una maravilla, como un insulto creativo.
Lección a aprender.
Y esta otra idea que me ronda desde hace un par de semanas.
Y creo que es muy poderosa; a ver si la puedo explicar.
Es esta: No es posible imaginar una montaña sola.
En la mente, al intentar visualiza una montaña, aparecen tierra, roca y árboles. No sólo eso, también se le añade luz. Y la luz no es montaña, es luz.
La idea es que para encontrar exactamente lo que es una montaña, todo lo que es y nada más, hay que eliminar todo lo que no es montaña.
Podrías hacer un esfuerzo e intentar pensarla sin luz y quizá te venga el aroma. Pero el problema es que lo que se huele no es la montaña, es el aire alrededor de ella.
Quizá el tacto, entonces. Pero es que tampoco sería posible tocarla toda de un golpe.
O, para hacerlo más sencillo, aplicado a uno mismo. ¿No sería casi todo tú (quitando aire, quitando luz) del mismo tacto que tantas otras cosas? Piel, pelo, uñas, ojos, etc.
Entonces soy forma, podrías pensar. Pero esa forma es variable. Si uno crece o engorda, ¿es otro? ¿Un niño no es su adulto?
¿Si hay un alud, ya no es la montaña la misma?
No, la forma no puede ser lo que hacer ser a algo.
Esto me hace pensar que no es posible conocer nada de forma pura.
¿Por qué? No porque no podamos conocer sino porque todo es interdependiente, o mejor dicho, no existe la montaña como tal, no existes tú como tal, lo que imaginamos como montaña es una cadena de consecuencias.
Las cosas no son, están. Y ese estar lo crea la mente.
Nada es, sólo está.
Hala.
Un abrazo, y a disfrutar de las tortas.
Jajaj la mente es cuántica, por eso a veces es y otras está