Hola.
Sí, el Alipori vuelve a salir fuera de horario, y la semana pasada no hubo.
Soy consciente.
Echaría la culpa a las fiestas, pero han sido un par de semanas un poco caóticas.
He decidido, por aclarar mi cabeza, hacer este número en formato de lista:
Hace poco más de una semana, falleció una persona muy cercana a Blanca. Eso, sumado a ciertos problemas familiares de salud, nos llevó a volar a España de forma improvisada. Parece que todo, poco a poco, se aclara, pero es por eso me ha costado un poco más hacer este número y el supuesto anterior.
Leer, cada vez más, me parece el mejor camino para entender, un poquito, a los demás. Con la ficción aprendo más que con la no ficción a veces.
Una cosa que demuestra lo egocéntricos que somos es que, cuando vemos un avión por el aire (y esto en México pasa mucho, porque el aeropuerto está en la ciudad), nunca pensamos que se vaya a caer. Cuando va uno montado, es otra historia.
La tensión aleja el mundo. Cada vez más creo que la ansiedad sólo mancha la realidad y no deja que entre. Como un cristal empañado.
Mientras llega esto, estaré recogiendo olivas, una de las actividades que más me gusta hacer del invierno. (Es la segunda vez, tampoco hay que fliparse, pero la verdad es que sí me gusta.)
El Alipori número 100 llegará en 2025. Intentaré que sea divertido. Y quizá empiece a publicar este tipo de números más personales/confesionales cada dos semanas, e intente añadir más reportajes de viaje e historias cortas.
En estos días tan cortos, me gustaría compartir el principio de Noches blancas, de Fiódor Dostoyevski. En invierno, las noches son largas y oscuras. Los días son fríos. Pero, está bien, que para algo tenemos luces:
Era una noche maravillosa, una de esas noches, amable lector, que quizá sólo existen en nuestros años mozos. El cielo estaba tan estrellado, tan luminoso, que mirándolo no podía uno menos de preguntarse: ¿pero es posible que bajo un cielo como éste pueda vivir tanta gente atrabiliaria y caprichosa? Ésta, amable lector, es también una pregunta de los años mozos, muy de los años mozos, pero Dios quiera que te la hagas a menudo.
Por último, os dejo esta barbaridad de Parcels. Es en directo, pero suena afilado como el cuchillo del mejor cocinero de sushi de Tokyo.
Feliz navidad y año nuevo. Deseadme suerte. Pronto sabré si gano un premio literario al que le tengo muchas ganas.
¡Un abrazo/beso/saludo a distancia con la mano!