¿Qué hace ese idiota bajo tierra? ¿Cuándo piensa salir? Está vigilándonos todo el día.
Lucía Joyce sobre su padre, James Joyce, ya enterrado.
Pues buenos días in the morning. (Ufff, ya empieza mal)
Parece mentira, pero cada vez que tengo que escribir un número, siento como si fuese el primero. Pero peor, porque lo lee más gente.
Pienso: ¿Podría empezar todas las frases con P? ¿Perorar sobre lo feliz que estoy, en un país distinto, y cómo eso parcialmente me preocupa porque algún día tendré que volver? ¿Preocupar a quien me quiera con mentiras interesantes, creando un personaje al que le pasen más cosas en una semana que a mí? ¿Probar a cambiar el Alipori o a dejarlo un tiempo o a convertirlo en otra cosa?
Pero la verdad es que soy consciente que lo de la P es una tontería, que a nadie le interesa un tonto feliz, que mentir tampoco es el camino, que para eso están las novelas, y que el Alipori me ayuda a soltar sobre un papel digital todo lo que anida y echa hogar en las cavidades de mi cerebro, a veces sin ser yo consciente.
Plegarias al cielo (ya paro con la P).
Llevo unas semanas dando vueltas y vueltas a la estructura de una nueva novela. Terminé hace poquito una, y después se siente uno vacío como un yogur recién comido. A la basura y ya, no queda nada de valor. Pero (¡P!) el yogur con un cordón es un teléfono. Y con tierra una maceta. Y rellenado de otro sabor le da forma a un polo en el congelador. Supongo que tendré que hacer polos.
Por cierto, si alguien quisiese leer la novela y darme feedback y decirme que soy bien un genio bien un imbécil (ambas me valen si están bien justificadas, menos la primera, que me vale de cualquier manera), que me escriba un mensaje privado contestando a este correo. Por mí, encantado de que la lea cuanta más gente mejor.
Por lo demás, todo bien, tratando de desatascar la cabeza de las pocas maneras que conozco (un poco atascado en el desatasque), pero insistiendo hasta que la mente deje de ser niebla y se vuelva un poco de luz o amanecer de verano en un sitio húmedo cuando está tan claro que la bruma está claro que se va a disipar, que sólo hay que esperar para ver el verdor cubierto de agua.
Para terminar, creo que hoy no traje ninguna idea, pero hace falta el invierno para la primavera. Y yogures para los teléfonos de los niños, etc.
Y una breve historia, para animar al que se siente atascado (o quizá para animarme a mí). Esto puso en su diario la gran escritora Virginia Woolf sobre el tótem de todos los hipsters literarios, James Joyce, y su Ulises, la obra maestra del siglo XX según tanta gente:
Miércoles, 16 de agosto de 1922:
Ulises me parece el libro de un analfabeto, un libro carente de desarrollo; la obra de un obrero autodidacta, y todos sabemos cuán lamentables son esas obras, cuán egotistas, cuán primarias, crudas y, en última instancia, nauseabundas. Cuando se puede comer carne guisada, ¿a santo de qué comerla cruda?
Miércoles, 6 de septiembre de 1922:
He terminado el Ulises y creo que es una obra fallida. A mi juicio, no le falta talento, pero de baja estofa. Él es enmarañado. Es pretencioso. Es de baja ralea. Con ello quiero decir que un escritor de primera fila siente por la literatura un respeto tal que le impide servirse de trucos; de sorpresas; de hacer payasadas.
Gracias por leer, una vez más.
Un abrazo/beso/saludo en la distancia.