Un rato en casa, y se me olvida la calle.
Un rato en Madrid, y se me olvida el mundo.
Hoy, debo avisar, no creo que se venga el mejor Alipori de la historia. Al menos, no el más largo.
Son las 10:22 y estoy empezando a escribir. Estamos de mudanza, con todo lo que eso conlleva (sobre todo, mover cosas de aquí para allá), y puede que se me cuele alguna errata, o hasta alguna tontería (esto, supongo, es más común, pero esta vez intento tener una excusa).
Pero, volviendo al tema del principio, ¿no os pasa eso mismo?
Dos días enfermo, y la calle te sorprende. Está claro que sabes que hay una calle, que sabes que hay un mundo, pero, de alguna forma, tu cerebro lo obvia, se sorprende al ver que todo sigue su marcha.
Cuando me encierro en mí mismo, se me olvida lo enorme que es el mundo, la cantidad de opciones, de gente, de sabores, de etcéteras que hay disponibles. Que no todo es café y mi ventana, por mucho que me guste ver salir el humo de mi taza y el sol de la mañana.
Igual que al no ver a alguien durante un tiempo, se te olvidan ciertos gestos, ciertos rasgos, a mí se me olvida que puedo hacer tantas cosas.
Nada, sólo eso.
Recordarme a mí mismo que el mundo es enorme. No sólo físicamente. Que cada persona con la que me cruzo piensa y se sabe al menos dos chistes. Que algunos odian los espárragos y otros el flamenco. Que unos son amantes del Quijote y otros no se enteran de mucho. Que, incluso dentro de mí mismo, el mundo es gigantesco, casi inabarcable.
Esto es todo por hoy. 10:32. No está mal. Pero tengo que volver a la maleta.
El siguiente número será desde México.
:o :o :o :o :o
Un beso/abrazo/saludo a la distancia.