Hola, carnalitos.
Siento la tardanza, pero me ganó el jet lag.
Envío mi primer Alipori desde el ombligo de la luna, la bella República de los Estados Unidos Mexicanos. Y da la casualidad de que es el post número 100.
El destino.
(Un poco cutre como destino, pero hay que aceptarlo como viene)
Respecto al título, no seáis pervertidos, por favor. Aunque suene a un gaditano guarrón, significa en japonés primera mente, o primer corazón. O, quizá de manera más fiel, mente de principiante.
Hay mucho que contar de la Ciudad de México, muchísimos detalles, sonidos, sabores, muchísimos etcéteras, pero quizá todavía estoy demasiado abrumado para hacerlo con claridad. Y por no hacer de esto algo monotema.
En realidad esta semana quería hablar, sobre todo para recordármelo a mí mismo, sobre el concepto de Shoshin.
Primera mente. Corazón de principiante.
Afrontar todo con actitud de novato, de desconocedor. Dejar que el mundo entre fresco a la mente o al corazón. (Lo que para algunos puede significar lo mismo, y para otros lo opuesto. Las palabras muchas veces lían más que aclaran.)
Cuando vea un taco, o un bocadillo de jamón, o a una persona ya conocida, no compararla con las anteriores veces, sino dejarla ser en sí misma. Como si fuese la primera. Obviamente, no me refiero a vivir sin memoria. Si me encuentro a Hitler, no le doy un abrazo, pero sí a estar abierto a las experiencias que aparezcan. A que las cosas sean más allá de lo que yo piense de ellas.
Algo así.
Que, cuando alguien me hable, no le añada capas y capas de preconceptos, qué quiero responder, etc, sino que las palabras sean.
Está difícil.
Por lo demás, estoy muy feliz comiendo tacos con Blanca y viendo esta ciudad enorme e impresionante.
Como siempre, ¡gracias por leer!
Un beso/abrazo/saludo a la distancia.