Un número espontáneo

Alipori #95

Ayer noche (noche mexicana = mañana española) pensé en no sacar un Alipori.

Y de hecho, no lo hice.

Por cansancio. Porque hay momentos en que el formato me aburre, ya repetido. Y porque, a veces, muchas, no tengo nada qué decir.

Y, ya lo he contado otras veces, sólo al sentarme y poner dedo contra tecla aparece de vez en cuando algún atisbo de idea. Pero no surgía, no había nada. Debía tener los dedos sucios o arrugados o con la uña pegada a la carne y no salía ni media frase.

Pero esta mañana (esta mañana mexicana = esta tarde española), por casualidad encontré un mail antiguo a una editorial y vi una de las primeras cosas que escribí, hace más o menos cinco años.

Y me sorprendió ver que no he mejorado demasiado, más que en un punto. Ahora uso muchas menos palabras. Mis frases son más cortas, más pequeñas. Las descripciones menos detalladas. Y no sé si es realmente pereza o una mejoría real, pero a algo hay que aferrarse y sí que suena más fluido.

En eso, lo cierto es que tengo mucho que agradecer a este formato del Alipori. Me sentaba en mi mesa en Madrid a las 9:30 de la mañana, y a las 11 tenía que estar fuera. No podía dar más que pinceladas, ni hablar más que de lo que mis dedos quisiesen sacar. Pero a esas pinceladas más les valía ser buenas y concretas, y dejar claras las cosas. Porque las flores más bonitas suelen ser de uno o dos colores, sin necesidad de más.

Cada vez me interesa más esa idea, la de una novela como elemento trabajado y retrabajado (una representación de un proceso lento en el tiempo), y la de la prosa medio espontánea (un presente puro) como esta, que ha salido sola como si las yemas goteasen palabras.

Por eso se me ocurrió hacer algo parecido a un stream, en el que se viese la pantalla, y se pudiese ver en directo este proceso, con un poquito de música agradable.

¿Qué pensáis? ¿Tendría algún interés?

¡Gracias! ¡Os leo!