El Alipori - Correo Semanal de Alfonso Portabales - Publicación #29
Como decía siempre mi abuelo: [...]
Although of course you end up becoming yourself.
David Foster Wallace
Aunque, por supuesto, acabas convirtiéndote en ti mismo.
David Foster Wallace (pero traducido)
Refranero alipórico
Hay algo terapéutico (para mí) en este correo semanal. El hecho de saber que tiene que salir, esté como esté, cada jueves (o viernes) es bastante liberador. Que el número de lectores se mantenga e incluso suba me parece un acto heroico por vuestra parte, así que muchas gracias.
Dicho esto, me gustaría hacer un juego.
Cada vez me gustan más las expresiones, los refranes, los dichos. Hasta los salmos. Guardan algún tipo de gracia que, por el hecho de cualquiera de nosotros hablar el idioma que los ha generado y mantenido en el tiempo, es parte inseparable de nuestra vida.
No es lo mismo decir “De uvas a peras” que “Once in a blue moon (Una vez por cada luna azul)”, aunque signifiquen lo mismo.
Ejemplos:
Una golondrina no hace verano
San Cucufato, los cojones te ato. Hasta que no lo encuentres no te los desato
Guapo no es, pero tiene un pelazo
Burro grande, ande o no ande
Etcétera, etcétera.
Pensé que sería divertido crear nuestras propias expresiones alipóricas.
Si pudieseis responder, oh amados lectores, a este correo, o dejar un comentario en el post, con vuestra propia expresión o refrán inventado o que sólo se diga en un entorno muy concreto, quizá en otros treinta o cincuenta o cien números podamos tener una especie de refranero colectivo.
Empiezo aportando una inventada ahora mismo:
“El que puede y no acaricia a un gato, o tiene miedo o es de mal trato”
El talento creativo
La semana pasada no salió el Alipori por dos motivos. Siempre llega fresco, recién escrito, y estuve de vacaciones en México para la boda de un buen amigo y no encontré hueco ni ganas para escribir este número 29.
México es uno de los países que más me gustan del mundo. Colorido, con una naturaleza variada e impresionante, una comida deliciosa… Pero lo que más me hace querer mudarme allí en cuanto piso suelo mexicano es la creatividad que es tan fácil ver en el país.
Cine, pintura, literatura… Hasta la propia estética popular, la de los mercados y las casas y las pintadas en las paredes es arriesgada, llena de personalidad y fuerza.
Últimamente leo a muchos escritores mexicanos actuales (para el que le interese: Nettel, Villoro, Enrigue, Enriquez, Melchor, Navarro… todos buenísimos), y no paro de preguntarme el porqué de la fertilidad y exuberancia creativa de este país.
Caí en la cuenta, en medio de un mercado mexicano lleno de humo y ruido y suficiente color como para curar a un daltónico, de que, respecto al acto de crear, tenemos muchas ideas que están muy lejos de la realidad.
Existe una tendencia, también mía, a pensar en los grandes genios como entes independientes, faros de visión y fuerza que extirpan cosas del aire o del éter para que el mundo esté un poco más completo, como el clásico conejo sacado de la chistera.
Pero, igual que el conejo en la chistera, hay que tener habilidad (mucha) y echarle trabajo (muchísimo), pero el conejo tiene que estar ahí. Alguien tiene que criar el conejo y alimentarlo. Alguien tiene que hacer la chistera, la capa, la mesa, la varita. Alguien tiene que vender entradas e imprimir dinero. Alguien tiene que dar feedback al truco, a la presentación del truco, al tono de voz.
El talento no es una isla, no existe solo. Es un ecosistema.
Hay ejemplos claros. España en los años 30, repleta de pintores y escritores magníficos. (Algo debió de pasar durante los años siguientes.) O Japón en los 80 y los 90 dando a luz intérpretes y géneros musicales de altísima calidad como churros hasta que llegó el estancamiento económico. Detroit hasta los 80, Motown incluida.
En fin, no sé si esto vale como excusa personal o como aliciente para crear redes que sirvan para ayudarse entre gente con impulsos creativos o quizá como ambas, pero, al menos, es un alivio saber que ni en el éxito ni en el fracaso, o en nada en general, uno está realmente solo.
El Literapori: Libro recomendado de la semana
Estoy leyendo Palmeras de la brisa rápida, de Juan Villoro.
Libro ligero y divertido sobre el viaje de Villoro a Yucatán, la tierra de su madre.
Mezcla anécdotas divertidas familiares (una abuela racista, un vendedor de alfombras insistente…) con historia y peripecias.
Sobre todo, está muy bien escrito.
Y si algo está bien escrito, ya puede ser la lista de la compra que se vuelve interesante.
¡Adiós!
¡Gracias por leer!
Recordad suscribir a todos vuestros conocidos, amigos, e incluso enemigos para que así les llegue un mail que no quieren y se pregunten qué han hecho para merecer semejante castigo, y que de repente lo empiecen a leer y les vaya gustando y se vuelvan fans y te agradezcan la recomendación y os hagáis amigos y te quedes sin enemigos, lo cual es claramente mejor.
Todo por un sub gratuito. Qué mundo este tan fácil el del siglo XXI.
“Un abrazo a quien quiera recibirlo. Gracias.”
¡Hasta pronto!
mítica de un viaje a Colombia "no des papaya" que nos dijeron unos policías para referirse a que no fuésemos pavoneando por la calle oficialmente significa "no te expongas/ no seas descuidado/ no des la oportunidad para que suceda algo malo/ no te pongas en una situación en la que pueden aprovecharse de ti",
El favorito de mi abuela: "Más raro que pescado con hombros". Imaginate la cabeza de una cabra chica tratando de imaginar eso.