Un día encontraré las palabras adecuadas y serán simples.- Jack KerouacHoy:IntroducciónWood Wide WebEnlaces (Música, libros, y películas) #13Trece números aliporianos, a publicación por semana. No está nada mal. Como diría Lopera, nadie daba un duro por mí (incluido yo), pero aquí estoy, aguantando.Esta semana me he seguido peleando con mi "primera" novela (primera de verdad), que se llama, de momento, Redoble de tambor, y que, por fin, creo que está muy cerca de estar terminada. He empezado a enviarla a editoriales y concursos. Sólo queda esperar y ofrecer pescado y jutía ahumada a Elegguá.Para el que no sepa de que va, y por si se la quiere vender a alguien, esta es la sinopsis:Redoble de tambor cuenta la historia de tres generaciones de la familia Verde Gabín entre el año 1925 y el 2016. La narración transcurre en tres líneas temporales que narran la vida de abuelo, hija y nieto. Están contadas de manera fragmentaria, utilizando saltos temporales y espaciales, y narradas de manera independiente. El sentido completo de la historia sólo se logra gracias a la interacción de las tres.Jacobo, el protagonista de la primera generación, vuelve del frente de Aragón a Xeo, la aldea lucense de la que proviene la familia Gabín, junto a dos compañeros. Se ve forzado a matarlos y a esconderlo, y a correr a Xeo para llegar antes que una carta que le podría inculpar. Su hija, Lidia, es diagnosticada de un cáncer terminal de páncreas y recuerda su juventud en el Madrid de los 80. Esconde su enfermedad a su familia hasta su muerte. Moisés, el más cercano al presente, tiene que superar una ruptura sentimental y la pérdida de su madre. Busca a los familiares con los que perdió el contacto durante su infancia y adolescencia. Su historia transcurre entre Tokio, Xeo y Madrid. ¿Por qué habré hecho este libro y no otro?Preguntarse por qué uno escribe, o por qué uno hace algo, en particular algo, a priori, innecesario, es siempre interesante porque la respuesta nunca llega a ser satisfactoria del todo. Puede ser que todos los escritores (también los cineastas, músicos, titiriteros...) sientan una cierta incomodidad con quién son o con su situación o con qué es el mundo y por eso creen otros espacios, otras personas u otras reglas, quizá peores para justificar estas, quizá mejores para evadirse.La novela (quizá la ficción en general), bajo mi punto de vista, no es sólo una creación de un mundo nuevo, es también un intento de dar significado a las cosas que realmente no lo tienen. Los objetos, las palabras o las acciones cotidianas se cargan de simbolismo para significar más de lo que son. Dos ejemplos conocidos serían el del casco-bacía de Don Quijote, que representa su aferramiento al mundo de la imaginación, o el espejo de Matrix, que sirve como una especie de umbral a un otro yo, uno más "real" que da miedo descubrir.Todo lo que aparece en la ficción debe tener tanto un significado como un uso. Chéjov, el gran escritor ruso, dijo que "Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí."En la vida real, tan fuera de nuestro control, tenemos que inventarnos ese significado sin esperanza de que sea real, o de que "reaparezca" en nuestra historia. Puedes tener una pistola siempre cargada en la mesilla y que (por suerte), nunca se dispare. Puedes tener una cicatriz con forma de tomate, que no por ello te va a atacar una tropa de tomates asesinos, ni serás el elegido para salvar el mundo comiendo una tonelada de pasta a la bolognesa. En la vida real las cosas suceden, las cosas se dicen, y son, y ya está. Nada parece significar mucho. Ni siquiera hace falta que sean verosímiles. A menos que juguemos (como micro-novelistas del mundo en el interior de la cabeza) a otorgarles un "micro-sentido", porque si no, ¿para qué?Como dijo alguien, no recuerdo quién: Es más fácil ser Dios que novelista.
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El Alipori - Newsletter de Alfonso Portabales…
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Un día encontraré las palabras adecuadas y serán simples.- Jack KerouacHoy:IntroducciónWood Wide WebEnlaces (Música, libros, y películas) #13Trece números aliporianos, a publicación por semana. No está nada mal. Como diría Lopera, nadie daba un duro por mí (incluido yo), pero aquí estoy, aguantando.Esta semana me he seguido peleando con mi "primera" novela (primera de verdad), que se llama, de momento, Redoble de tambor, y que, por fin, creo que está muy cerca de estar terminada. He empezado a enviarla a editoriales y concursos. Sólo queda esperar y ofrecer pescado y jutía ahumada a Elegguá.Para el que no sepa de que va, y por si se la quiere vender a alguien, esta es la sinopsis:Redoble de tambor cuenta la historia de tres generaciones de la familia Verde Gabín entre el año 1925 y el 2016. La narración transcurre en tres líneas temporales que narran la vida de abuelo, hija y nieto. Están contadas de manera fragmentaria, utilizando saltos temporales y espaciales, y narradas de manera independiente. El sentido completo de la historia sólo se logra gracias a la interacción de las tres.Jacobo, el protagonista de la primera generación, vuelve del frente de Aragón a Xeo, la aldea lucense de la que proviene la familia Gabín, junto a dos compañeros. Se ve forzado a matarlos y a esconderlo, y a correr a Xeo para llegar antes que una carta que le podría inculpar. Su hija, Lidia, es diagnosticada de un cáncer terminal de páncreas y recuerda su juventud en el Madrid de los 80. Esconde su enfermedad a su familia hasta su muerte. Moisés, el más cercano al presente, tiene que superar una ruptura sentimental y la pérdida de su madre. Busca a los familiares con los que perdió el contacto durante su infancia y adolescencia. Su historia transcurre entre Tokio, Xeo y Madrid. ¿Por qué habré hecho este libro y no otro?Preguntarse por qué uno escribe, o por qué uno hace algo, en particular algo, a priori, innecesario, es siempre interesante porque la respuesta nunca llega a ser satisfactoria del todo. Puede ser que todos los escritores (también los cineastas, músicos, titiriteros...) sientan una cierta incomodidad con quién son o con su situación o con qué es el mundo y por eso creen otros espacios, otras personas u otras reglas, quizá peores para justificar estas, quizá mejores para evadirse.La novela (quizá la ficción en general), bajo mi punto de vista, no es sólo una creación de un mundo nuevo, es también un intento de dar significado a las cosas que realmente no lo tienen. Los objetos, las palabras o las acciones cotidianas se cargan de simbolismo para significar más de lo que son. Dos ejemplos conocidos serían el del casco-bacía de Don Quijote, que representa su aferramiento al mundo de la imaginación, o el espejo de Matrix, que sirve como una especie de umbral a un otro yo, uno más "real" que da miedo descubrir.Todo lo que aparece en la ficción debe tener tanto un significado como un uso. Chéjov, el gran escritor ruso, dijo que "Si dijiste en el primer capítulo que había un rifle colgado en la pared, en el segundo o tercero este debe ser descolgado inevitablemente. Si no va a ser disparado, no debería haber sido puesto ahí."En la vida real, tan fuera de nuestro control, tenemos que inventarnos ese significado sin esperanza de que sea real, o de que "reaparezca" en nuestra historia. Puedes tener una pistola siempre cargada en la mesilla y que (por suerte), nunca se dispare. Puedes tener una cicatriz con forma de tomate, que no por ello te va a atacar una tropa de tomates asesinos, ni serás el elegido para salvar el mundo comiendo una tonelada de pasta a la bolognesa. En la vida real las cosas suceden, las cosas se dicen, y son, y ya está. Nada parece significar mucho. Ni siquiera hace falta que sean verosímiles. A menos que juguemos (como micro-novelistas del mundo en el interior de la cabeza) a otorgarles un "micro-sentido", porque si no, ¿para qué?Como dijo alguien, no recuerdo quién: Es más fácil ser Dios que novelista.